La sexualidad de nuestro cuerpo debe integrarse a la labor letal de crear en conjunto una determinada cultura. La sexualidad se desarrolla en los límites de nuestra recreación y trabajos propios de la inventiva humana; es por este motivo que tiene tanto libertades como límites.
Transformarse en adolescente significa nacer psicológicamente, dice M. Mahler. Un adolescente no podrá surgir como persona independiente si sus progenitores no le permiten separarse de ellos y tomar resoluciones por su cuenta.
Dejar la muñeca muerta: Pasear o sentarse dejando la muñeca fallecida o bien caída, es una señal de sumisión que utilizan las mujeres. Es un ademán que resulta muy atractivo para los hombres, puesto que les transmite la idea de que pueden dominar a esa mujer.
No olvides una pintura corporal de un sabor tan exquisito como el chocolate, que expandirás con la ayuda de un pincel. Aprovecha para poner a prueba tu talento poético o bien artístico. Sobre todo, la imaginación.
Allá estaba su mujer de todos estos años, más sexy de lo que recordaba. Las piernas abiertas, los brazos detrás de la espalda y la correa de cuero en la boca. Estaba vestida como siempre para estas sesiones. Mas a la luz del sol, en un balcón del valle de Napa, parecía mucho más erótica.
Si bien el chaval malo crea una montaña rusa sensible de drama en la mujer, al menos está pasando por altos puntos emocionales. En otros términos, él puede hacerla plañir, pero también puede hacerla reír, y la inseguridad de lo que hará crea excitación en su vida.
Si identificamos todas estas señales en nuestro comportamiento, debemos meditar que experimentamos la emoción de los celos de un modo malsano. Si es de esta forma, debemos aprender a controlarlos antes de que se adueñen de nuestra personalidad, de nuestro modo de sentir y, con esto, nos arruinen la vida.
Este constante empujar los límites puede conducirte a un juego con tu pareja muy entretenido. Podéis turnaros a la hora de hacer propuestas. No creemos que te falten ideas, mas vamos a hacerte algunas propuestas que quizás te seduzcan.
Y a cada sugerencia, a cada solicitud, a cada desplante piensas: Bueno, no tiene demasiada importancia. Total, no pasa nada. Ya cambiará de opinión. Tampoco es tan esencial. Yo puedo aguardar. Yo puedo entender. Esto no me duele. Esto no me preocupa. ¡Y además de esto, lo quiero tanto!.
Y con esto llegamos al final de este interesante texto. Considerablemente más son los misterios que cobija entre sus calles, casas y muros este la capital de España pinturero, y ciertos de ellos os los mostraré en próximos volúmenes que vamos a escribir, si mi negro Manolo está preparado y me ayuda.
